bombo_bajoA menudo se piensa que el bajo debe contar con un sonido que presente un marcado ataque en cada nota ejecutada.
El argumento principal a favor de este acercamiento de procesamiento menciona que el sonido del bajo debe cortar la mezcla para ser escuchado en medio de tanta instrumentación, generalmente cargada de guitarras, por ejemplo, dentro del contexto del Rock.
Aunque el fin de ese argumento es válido, desde mi punto de vista no siempre la presencia del bajo se debe conseguir marcando el ataque de su sonido. Se obtienen resultados más musicales trabajando con ecualización, buscando destacar el contenido de medios de la señal, al mismo tiempo que se atenúa ese rango de frecuencias en otros instrumentos que muestren contenido en esa zona.

 

 

No siempre es conveniente atacar

bombo_bajoMuchos músicos que comienzan a realizar sus propias grabaciones, buscan, naturalmente, recetas “mágicas” que les permita obtener los mejores resultados al procesar un sonido.
Con ciertos efectos resulta sencillo comprobar si una asignación numérica – el valor de un parámetro – es correcta para nuestra situación, pero con otros procesadores, especialmente el compresor, la tarea es más complicada.
Por ese motivo, mi objetivo en esta entrada, no es brindar valores de referencia para los controles de un compresor, sino plantear un marco de procesamiento; una manera de encarar la compresión. Seguramente, de esta manera, la experimentación permitirá lograr resultados mucho más certeros, además, basados en los oídos y no en los números que se pueden haber copiado sin poner mayor cuidado.

 

Todo sabemos que la base de una canción debe ser sólida para sostener todo el esquema que se construye sobre ella. No es cuestión de tener más o menos bajo; la cuestión es encontrar, fundamentalmente, la relación precisa entre el bombo y el bajo.
El punto central del marco de procesamiento que quiero plantear – que por supuesto no es nada del otro mundo – establece que podemos entender un poco más acerca de la construcción de una base sólida pensando el sonido del bajo como la etapa de sostenimiento del bombo. Este último instrumento marca el ataque – naturalmente los sonidos de percusión poseen un ataque muy marcado – mientras el bombo corresponde a la etapa de sostenimiento y caída.

 

Si ambos sonidos – bombo y bajo – presentan un ataque marcado escucharemos continuamente, dos puntos que se destacarán, en mayor o menor medida, de acuerdo a las características de la interpretación de ambos instrumentos.

 

Una base más sólida se puede conseguir llevándonos un poco del ataque al bajo, insertando un compresor con tiempos de ataque cortos. De esta manera, el procesador comenzará a trabajar casi “inmediatamente” al iniciarse cada nota, aplastando un poco el ataque natural del bajo y dando prioridad, en consecuencia, al ataque del bombo (aunque en este último no se haya utilizado un compresor).
Posteriormente, para obtener el cuerpo que demanda la base, indicaremos una recuperación o liberación, más o menos rápida de la señal, empleando una asignación de Release más o menos corta.
Seguramente, se preguntarán acerca de qué valores de tiempo utilizar. Prefiero dejarlo a criterio de cada responsable de la mezcla. Cada situación es especial y demanda un tratamiento especial. Algo está claro, cuando menciono tiempos cortos estoy señalando valores inferiores a los 30 ms. Ese es el umbral aproximado a cuando comenzamos a distinguir dos sonidos separados por esa distancia de tiempo.
Por supuesto, será una cuestión de balance buscando evitar un desagradable efecto pulsante o de bombeo. La relación de compresión debería ser moderada, digamos 3:1. Los tiempos de ataque y recuperación deberían ajustarse de acuerdo al tempo e intensidad de la canción hasta encontrar un sonido de base en bloque y compacto.
Probando y probando se encontrará el balance ideal que permitirá conseguir el mejor sonido de base.
Nunca debemos olvidar que estamos trabajando no sobre un instrumento – aunque se trata del procesamiento del bajo – sino sobre una sociedad formada con el bombo, por eso los resultados deben evaluarse en conjunto. Podemos escuchar en forma aislada para apreciar qué estamos haciendo, pero la evaluación definitiva debe realizarse escuchando toda la base.

 

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